El sol se estaba por ir, era ese momento en el atardecer que tiene algo mágico, que nos hace sentir que en el aire hay algo especial, me encontraba en un lugar en el que jamás había estado, pero que sin embargo creía conocer a la perfección, no lo entendía bien pero para ser sincero no me importo.
Volteé la vista y te vi, no podía moverme, sentía como un frió extraño se trasladaba por todo mi cuerpo, mis ojos no podían dejar de mirarte y mis labios se habían congelado por completo.
Te fuiste acercando de apoco, como si te hubiese llamado, me miraste fijamente como lo estaba haciendo yo.
Las palabras no salían y de repente tus brazos estaban sobre mis hombros, me diste un abrazo, el cariño mas hermoso que había sentido, me daba seguridad pero lo mas importarte era que me hacia sentir vivo. Te alejaste un poco y el mundo se me venia abajo estaba todo por derrumbarse pero no dejaste que eso pase, me dijiste “te quiero”.
Nuestros labios se fueron acercando como si se conociesen y se estuviesen buscando hace mucho tiempo, cerré los ojos, pero podía sentirte cada vez mas cerca, era algo que no necesitaba verse, sino sentirse.
Y el momento mágico sucedió, nuestros labios encantaron perfectamente como si fueran un cofre y su llave, y lo que se encontraba era lo más precioso que alguna vez experimente, tu primer beso.
Algo que no se podía explicar con palabras, aunque no necesitaba ninguna explicación.
El tiempo se había detenido y en algún momento tenia que volver, fue un segundo hecho eternidad, y una eternidad hecha segundo, no podía entenderse pero nosotros lo habíamos hecho.
Luego volviste abrazarme y la historia se repitió. Pero esta vez pude entender todo mucho mejor, el amor nos había enredado bajo el mismo árbol al mismo tiempo.
Y lo ultimo que recuerdo fue me dijiste “te amo”.
(Todavía no te diste cuenta que es para vos, pero si lo supieses, te gustaría que fuese así ? )
